Los tiempos del fin

02 de Octubre del 2020

Los tiempos del fin

Nuestro hermoso planeta Tierra estaba habitado, hace algunos siglos, por numerosos Seres Humanos distribuidos a lo largo y ancho de los diferentes continentes, con la finalidad de cuidar y disfrutar de las increíbles creaciones hechas por la Madre Naturaleza.

Lamentablemente, hoy en día, solo encontramos un enorme número de “humanoides”, proyectos de humanos, cometiendo errores garrafales e infringiendo las leyes de la Naturaleza de tal manera, que se han cometido en una verdadera “Plaga destructora”. Los Seres Humanos, como tal, están casi extintos.


La evolución de la Raza Aria ha fracasado porque se han acabado los seres Humanos. El Ser Humano, nos han enseñado, es considerado el rey de la Naturaleza y cuando el Rey muere, cuando en un mundo deja de existir el Rey, todo fracasa, así lo evidencia las mismas creaciones hechas por Dios. Si observamos, por ejemplo, las abejas, sus colmenas están conformadas por miles de ejemplares, pero hay una sola reina, y el día en que esta muere, todas las demás abejas empiezan a rondar alrededor del núcleo, desorientadas, sin saber que hay que hacer, porque son incapaces de sostener la vida, ya que esta la generaba su Reina a través de la reproducción.


Lamentablemente, hoy en día, solo encontramos un enorme número de “humanoides”, proyectos de humanos, cometiendo errores garrafales e infringiendo las leyes de la Naturaleza de tal manera, que se han cometido en una verdadera “Plaga destructora”. Los Seres Humanos, como tal, están casi extintos.

Lo mismo le ocurre a la humanidad; El Rey ha muerto, lamentablemente, porque ha muerto el “Ser Humano”. En toda creación planetaria, se requiere un mínimo de Seres Humanos, para que el equilibrio de la vida pueda sostenerse, pero hoy en día son contadas las personas que tienen el Alma encarnada y están fusionadas con el Ser, condiciones obligantes para ser llamados “Seres Humanos”.

Si en nuestro planeta todavía existe un mínimo equilibrio, es gracias a la presencia de algunos Maestros de la Logia Blanca, guías de la humanidad, quienes a través de su fuerza y Presencia Espiritual, logran que este planeta aún se sostenga con la vida; de otra manera, probablemente, todo hubiese terminado en agosto del año 1999, cuando los grandes profetas del pasado habían vaticinado que vendría un planeta de enormes dimensiones que a semejanza de otro Sol, alumbraría el espacio sideral, produciendo “La Gran Catástrofe”.

Esto no ha sucedido todavía, afortunadamente. Las sagradas escrituras relatan una historia sobre Sodoma y Gomorra y su destrucción. La humanidad de aquellos tiempos se debatía entre las maldades más impensadas, al igual que hoy, Loth, el guía de esa humanidad, pedía a Dios piedad para su pueblo y Él le contestó que si conseguía a un justo en la tierra, le concedería un tiempo más a esa progenie humana, pero Loth, a pesar de todo el empeño que dispuso para tal fin, no pudo hallarlo. Por suerte, en estos tiempos tuvimos a un Ser justo, que internamente manejaba y sigue manejando la balanza de la justicia cósmica. Poseía un cuerpo físico, había un justo en la tierra.


Ese justo logro reunir alrededor de sí, con su báculo de poder, a un Pueblo, que ciertamente es imperfecto, pero está buscando la regeneración y gracias a ese justo y a la Obra que hizo y está realizando a través del Pueblo Gnóstico, se nos ha concedido un tiempo más. En el cual podremos arrepentirnos y realizar las trasformaciones necesarias para ser mejores en nuestros aspectos psicológicos y humanos. Realmente, el tiempo que nos queda a los que todavía disponemos de los principios espirituales internos, a los que todavía anhelamos ese cambio para la conquista del Íntimo, es muy reducido.

Estamos viendo en diferentes países la presencia de una enorme cantidad de armamento nuclear. Se dice que Estados Unidos tiene tantas bombas atómicas que si explotaran en el mismo tiempo, serían capaces de desintegrar totalmente nuestro planeta y a estas hay que sumarle el arsenal tan parecido que posee China, Rusia, Francia, Inglaterra y tantos otros países que están en una verdadera carrera armamentista para obtener esas mismas armas capaces de destruir a la humanidad y la vida entera en el planeta. Por otro lado, los científicos nos han informado que existe una cantidad sorprendente de meteoritos dando vueltas alrededor del planeta, algunos de ellos con un tamaño de dos, tres y hasta seis kilómetros de diámetro, sin saber cuándo, ni en qué hora ni momento, alguno tome la dirección de la tierra y acabe con la humanidad y la vida entera. Además de los nuevos virus y enfermedades, para la ciencia aún desconocidos, que empiezan a azotar a la humanidad, dejando un gran desconcierto en la comunidad científica, ya que son virus indescifrables e incontrolables con el desarrollo científico que actualmente poseemos.

LOS TIEMPOS DEL FIN
Sabemos también que, aparte de estos peligros, tenemos la presencia del recalentamiento global de la tierra; la atmosfera está siendo modificada por tantos aspectos nocivos producidos por el mismo hombre, trayendo al mundo consecuencias nefastas. Como resultado, el Agua se está retirando de la faz de la tierra y sabemos que la base de la vida se sostiene en ese elemento; donde hay agua, hay vida, donde falta el Agua, hay muerte.

Los científicos están prediciendo que dentro de unos pocos años, las guerras que se producirán no serán por ambiciones o conquista materiales, sino para tener el dominio de las fuentes de agua dulce. El agua se está retirando y está produciendo la muerte, la extinción de los grandes paquidermos como elefante y rinocerontes y de los felinos como los leones, tigres y pantera. Se están extinguiendo, y por supuesto, todos esos animales componen una cadena biológica, en la cual, si un eslabón desaparece, se corta la continuidad de esa cadena.

El tiempo pasa demasiado a prisa, y no sabemos cuantos días nos queden de vida, cuantos años disponemos de esa vida; por el día de hoy es demasiado importante para nosotros, porque puede ser el último para nuestra existencia y sería, entonces el último día en el cual tendríamos la oportunidad de arrepentirnos conscientemente.

Lo único por lo cual bien vale la pena luchar, vivir y hasta morir, es por la conquista de nuestro Real Ser.