Los hindúes denominan la vida como un telar de sueños, si rompemos ese telar, encontraremos una realidad que no es asequible a los sentidos físicos.
La vida en sí es el misterio más grande del cosmos y a veces resulta indefinible.
Ella está presente desde la criatura más pequeña y tal vez insignificante para algunos, como un simple insecto; pero para aquellos que estudian a los insectos, es todo un mar de conocimiento.
De igual manera, la vida se expresa en el animal más grande, como el caso de una ballena y desde luego en el mismo hombre, y lo más asombroso es que no deja de ser vida.
La vida para la ciencia
Para la ciencia oficial, la vida es uno de los enigmas al que no encuentran una respuesta clara y precisa. Se puede estudiar el funcionalismo de la vida más no tener una total precisión de su origen, razón por la cual se tienen muchas hipótesis.
Si observamos la vida por sí sola, ella se desenvuelve en un lapso de tiempo y al final se acaba, pudiendo concluir que la vida dentro de nosotros no tiene sino como objetivo la muerte.
Por eso, cada uno de nosotros debemos darle un sentido a la vida.
En las antiguas culturas la vida era la oportunidad para integrarse con el conocimiento universal, para así dejar el dolor y las amarguras.
Por eso los hindúes denominan la vida como un telar de sueños, si rompemos ese telar, encontraremos una realidad que no es asequible a los sentidos físicos, ya que la vida es una energía que circula en toda la creación y cuando se rompe el ciclo ella continúa en otras formas.
Einstein enseñó que la energía no se crea ni se destruye, solo se transforma.
La misma energía que fluyó en nosotros desde nuestra concepción, cuando éramos simplemente un cigoto, hasta el día de hoy, ha pasado por intensas transformaciones a un nivel celular, psicológico, moral y espiritual.
La Gnosis nos enseña que un hombre es lo que es su vida
Si no se trabaja sobre la misma vida, esta se acaba y no cumple su objetivo, que es mantenerse para adquirir una vida de tipo superior o espiritual, fundamentada en valores eternos como el amor, la caridad, la paz y la comprensión.
La Ciencia y Cultura Gnóstica nos enseña a integrarnos con la vida y a respetarla en todas sus manifestaciones, comprendiendo que todo ser viviente, por más quieto que esté, está transitando un camino.